¿Dónde está el venezolano?

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Se dice que en tiempos de dificultad es cuando se conoce la verdadera esencia de una persona. Cuando los primeros inmigrantes europeos llegaron a Venezuela, huyendo de las guerras que afrontaba el viejo continente, muchos de ellos apuntaron, que al llegar a Venezuela encontraron un país que los recibió con los brazos abiertos, con gente amable, sincera y agradable que les tendió la mano. Así de familia en familia, de amigo en amigo, se corrió la voz y muchos otros enfrentaron a diversas dificultades para llegar a tierras venezolanas, donde con lo poco que tenían y con la ayuda que recibieron, lograron establecerse y crecer como un venezolano más, tanto fue así que desde entonces se conoció a Venezuela como “Tierra de Gracia”. Claro, ello también de la mano, de la que en ese momento fue la mejor época económica del país. Economía que con el paso del tiempo sufrió altibajos, pero que dentro de las eventualidades de la sociedad en esos tiempos, permitían a pesar de todo, vivir en estabilidad y seguridad y mantener esa alegría y amabilidad por la que siempre fuimos reconocidos. En esos años no hubo dificultad.

Sin embargo, hoy en día nos encontramos con otro panorama. Uno donde la crisis económica y social lleva a Venezuela por la orilla del barranco y que generó que muchos venezolanos – incluyendo irónicamente a los descendientes de esos primeros inmigrantes europeos – nos viéramos en la necesidad de emigrar en grandes cantidades. Unos se fueron con unos años de adelanto más, respecto a otros, pero todos buscando lo mismo.

Pero he aquí el dilema. Pasas por la difícil decisión de irte y dejar toda una vida atrás, definiendo a dónde iras, y cuando llegas a este nuevo país buscando seguridad y estabilidad, te encuentras con que los primeros en rechazarte, son los venezolanos que llegaron primero que tú. Muchos dirán “esto es una exageración, eso no es verdad”, ante lo cual solo diré, por ahora, que es cierto no son todos, pero si todos salimos por lo mismo, buscando lo mismo, anhelando lo mismo y jodiéndote lo mismo, ¿por qué solo algunos te apoyan y no todos?

Es difícil establecer una estadística para determinar quiénes son más, si los que ayudan o los que te friegan, pero es cuestión de ver los post que se encuentran en los diversos grupos de facebook o escuchar las historias de otros venezolanos y podrás ver la situación, y es que aun siendo pocos los casos, insisto en que no debería de pasar y saber que no es así no hace más que hacerte sentir vergüenza. Así por ejemplo, encuentras a personas que cobran por ayudarte a conseguir una oferta de trabajo; pides consejo sobre un tema y te salen con respuestas sarcásticas y burlescas y hasta insultantes; te encuentras a alguien que va vestido igual que tú, con una camisa de la vinotinto y ni te saludan, cuestión absurda cuando sabemos que en Venezuela hablamos con cualquier extraño que esté sentado a nuestro lado, como si lo conociéramos de toda la vida. Llámenlo cursilería o ridiculez, pero si eres un autoexiliado de tu país y vives en un país totalmente diferente al tuyo, lo mínimo que esperas es alegrarte de ver a otro venezolano.

Ahora, por otro lado, también se han dado casos de venezolanos ingratos que esperan que los venezolanos que ya están asentados en el extranjero les resuelvan los problemas. Asumen la idea de vivir en otro país, pero no se mentalizan a que deben partirse la espalda para hacerse un lugar, sino que esperan que otro lo resuelva, se molestan si no les das trabajo inmediato o no les das las respuestas que esperan. Señores, todos llegamos iguales, con lo poco que el gobierno nos dejó sacar, así que sea agradecido con lo mucho o poco que otro venezolano le brinda de buena fe, quizás no sea lo que uno espera, pero agarre aunque sea fallo que por algo se empieza poco a poco, y más adelante otro venezolano o chileno o extranjero, le brindará más ayuda y así de poquito en poquito se surge. No dejemos que sea ese lado del venezolano conformista el que nos domine. Sepa que a donde vaya nadie le debe nada y por tanto no está en condiciones de exigir nada, solo agradecer aquello que de buena gana nos brindan y partir de ahí, trabajando duro.

Usted venezolano, que ya está estabilizado en el extranjero, brinde la ayuda que pueda pero no se aproveche de la carestía de otro para crecer usted. Si quiere rebuscarse, no lo haga a expensas de la necesidad que tiene su hermano de una simple oferta de trabajo para acceder a la misma visa que hoy usted usa (abusa) para aprovecharse del recién llegado, no sea tan miserable.

Usted venezolano, que ya está estabilizado en el extranjero, no le quite la esperanza al que quiere venirse diciéndole cosas como que en este país no tiene cabida sin un título o sin una palanca o si es negro porque hay racismo. No sea tan mezquino y enséñele cómo supo superar las adversidades que hoy le permiten (de mala gana) congraciarse de decir que conoce a la sociedad en la que vive ahora. Si usted pudo, ¿qué le hace pensar que otro no puede?

Usted venezolano, que ya está estabilizado en el extranjero, sea ese venezolano que todos conocen: el amigo, el amable, el atento y alegre. Demuestre que siempre somos así y no solo cuando nos conviene. En tiempos de dificultades es cuando más debemos apoyarnos y cuando más venezolanos debemos ser. De nada sirve que se ponga la tricolor y sea el que más grite en las concentraciones venezolanas en el exterior, cuando es incapaz de ayudar al que grita a su lado, ese alguien que como usted, se fue a tierras extrañas en busca de una vida mejor.

Usted venezolano, que ya está estabilizado en el extranjero, sea humilde. El hecho de que haya llegado con años de anticipación no lo hacen más que el que recién está llegando o pensando en venirse. No lo mire con desprecio o superioridad, no sea engreído y al contrario mírese en ese espejo, recuerde que no hace mucho usted pasó por lo mismo, sino puede ayudar, tampoco estorbe, si se siente menos venezolano por vivir aquí primero, no lo exteriorice, a nadie le interesa y eso no ayuda a nadie, menos a usted mismo. Recuerda que como midas, serás medido.

En definitiva, interioricen lo que sucede, entiendan que ninguno de los que se ha ido o se irá, tomó la decisión por diversión, al contrario, lo obligaron a tomarla. El que seamos unos exiliados no es culpa del que se vino antes o vendrá después, la culpa es de otros que están bien lejos pasándola rico mientras nosotros nos jodemos. Ayudarse entre sí no cuesta nada, pero aporta mucho. Venezuela está fracturada, pero aún desde la distancia podemos comenzar a repararla, pero primero debemos unirnos y ayudárnos entre nosotros, pero ayudando de buena manera como buen venezolano, a aquel que pasa por momentos dificiles. Estos son pequeños ejemplos que muestran la realidad nacional, salimos de Venezuela pero nos seguimos tratando igual, cuando bien sabemos que nosotros no eramos (ni somos) así. Sepan que si seguimos fragmentados, aun si el gobierno cayera mañana no serviría de nada, porque Venezuela seguiría perdida.

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