[OPINIÓN] Carta Abierta al ciudadano arrecho.

Carta al ciudadano que discutió con Capriles.

«Señor ciudadano:
Quisiera iniciar mi carta felicitándole por su valor y entereza a la hora de su discusión con Capriles, pero me temo que no es posible. Más que felicitarlo, debo decirle: lo lamento.

Lo lamento, porque usted le ha puesto cara a una de las características más desagradables del venezolano, esa que todo el mundo sabe (y reconoce que tenemos) pero que al parecer le representa orgullo porque nunca ha procurado cambiarla, la flojera.

No sé usted, pero yo, soy opositora desde siempre, desde que Chávez se presentó por primera vez. Al igual que muchos venezolanos, mi familia apoyó a Chávez y como muchos otros, para antes de que Chávez llegara a sus primeros tres años de gobierno, estaban arrepentidos. Al igual que muchos venezolanos, siempre voté en contra de la mal llamada «revolución» y al igual que muchos, deposité todas mis esperanzas en Capriles en sus dos postulaciones, y como todos, terminé devastada por los resultados, no solo en lo emocional sino en lo profesional. Al igual que muchos, el año pasado esperé más de Capriles, cuando todos los estudiantes salieron a la calle a apoyar a Leopoldo y me arreché porque no lo hacía, al menos no al nivel que yo deseaba. Pero he aquí el motivo de mi carta. A diferencia de usted y de muchos que se identificaron con sus palabras, yo no espero que Capriles resuelva los problemas, ni mucho menos espero que las FANB resuelvan los problemas.

Pero volviendo a Capriles, él no se niega a ayudar, él no se niega a luchar por el cambio, eso lo sé y no es que lo justifique, es que simplemente entendí que la diferencia radica en que su plan y metodología es otro, uno pacífico pero más lento y que toma más tiempo en resultar y muchos no tenemos paciencia para esperar y nos molestamos porque queremos un cambio ya, y es ahí donde caemos en lo que mencioné al inicio, la flojera.

La gente quiere un cambio, pero no quiere dejar de salir de vacaciones en carnavales o semana santa. Quiere un cambio pero el año pasado mientras muchos daban la vida por este, otros se fueron a la playa a beber y bailar reggaetón. Quieren un cambio y exigen que Capriles haga algo, pero pregunto yo, ¿qué haga qué? ¿Que se vaya con un fusil a caerle a tiros a Maduro? ¿Que tome por la fuerza Miraflores? ¿Que se autoproclame Presidente y llame al pueblo a las armas? Asumiendo que fuera así, ¿quién saldría a apoyarlo? Dudo que sea la misma gente que se fue de vacaciones en carnaval a beber y bailar reggaetón. Si la gente no sale a manifestar a la propia esquina de su casa, ¿cree que va a apoyar un levantamiento de las FANB o un llamado a las armas por Capriles? A mí no se me olvida la gente que el año pasado mientras los estudiantes morían en las calles, se quejaban que las guarimbas no los dejaban ir a trabajar pero cuando llegó carnaval supieron bien como salir a la playa o irse a otras ciudades.

La flojera. La flojera es la que está matando al país. Esa misma que tiene a los pobres en la miseria esperando las migajas del gobierno. Esa misma que hace 18 años hizo que todos pensaran que poniendo a un exgolpista como Presidente le resolvería todos sus problemas. Esa misma que cuando una convocatoria a manifestar coincide con un feriado, hace que las ciudades se movilicen a la playa.

Es cierto lo que dice Capriles, el país está dividido, pero no entre chavistas y opositores, sino entre flojos y trabajadores, y eso es peor, porque la oposición tiene más carga. A nosotros nos toca recuperar el país por los chavistas que están enfermos, no como un acto de bondad hacia ellos (que no lo merecen) sino porque si esperamos a que ellos nos lo devuelvan, nunca pasará. De nada sirve que usted ciudadano se pelee con Capriles en una calle demostrando su desesperación al mundo y al gobierno, cuando ya se ve venir que en las Parlamentarias nadie saldrá a votar con la excusa de que el CNE hará trampa, cuando la verdad es que no quieren hacerlo porque quieren, esperan y gritan porque otros les resuelva un problema de 18 años de la noche a la mañana con un golpe.

La oposición no está unida, no solo porque no haya un líder general, sino porque la misma gente quiere ir cada quien por su lado, unos jodiéndose en las marchas y otros echándoselas al hombro y así amigo mío, no se recupera ni se reconstruye un país. Lo lamento, no puedo felicitarlo, porque usted al igual que muchos quiere que otro resuelva con magia un tema que es de mentalidad general y de disposición. Capriles no es Venezuela, Leopoldo, Maria Corina, Ledezma no son Venezuela. Venezuela son más de 20 millones de personas, Chávez no llegó al poder solo, llegó con el apoyo de la gente, pero irónicamente mucha de esa gente que quiso y confió en un cambio a través del voto en 1997, ahora quiere que se tome el poder de la noche a la mañana sin hacer nada más que mira la TV o mandar tweets. Deje las esperanzas en actos de magia a los niños, actúe como un adulto, organícese y salga a la calle, trabaje por Venezuela y comience animando a la gente a que salga a manifestar y para que se prepare para votar en las Parlamentarias, no espere como buen venezolano hasta último momento. Si usted no se mueve, no exija que otro lo haga.»

dedo

¿Dónde está el venezolano?

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Se dice que en tiempos de dificultad es cuando se conoce la verdadera esencia de una persona. Cuando los primeros inmigrantes europeos llegaron a Venezuela, huyendo de las guerras que afrontaba el viejo continente, muchos de ellos apuntaron, que al llegar a Venezuela encontraron un país que los recibió con los brazos abiertos, con gente amable, sincera y agradable que les tendió la mano. Así de familia en familia, de amigo en amigo, se corrió la voz y muchos otros enfrentaron a diversas dificultades para llegar a tierras venezolanas, donde con lo poco que tenían y con la ayuda que recibieron, lograron establecerse y crecer como un venezolano más, tanto fue así que desde entonces se conoció a Venezuela como “Tierra de Gracia”. Claro, ello también de la mano, de la que en ese momento fue la mejor época económica del país. Economía que con el paso del tiempo sufrió altibajos, pero que dentro de las eventualidades de la sociedad en esos tiempos, permitían a pesar de todo, vivir en estabilidad y seguridad y mantener esa alegría y amabilidad por la que siempre fuimos reconocidos. En esos años no hubo dificultad.

Sin embargo, hoy en día nos encontramos con otro panorama. Uno donde la crisis económica y social lleva a Venezuela por la orilla del barranco y que generó que muchos venezolanos – incluyendo irónicamente a los descendientes de esos primeros inmigrantes europeos – nos viéramos en la necesidad de emigrar en grandes cantidades. Unos se fueron con unos años de adelanto más, respecto a otros, pero todos buscando lo mismo.

Pero he aquí el dilema. Pasas por la difícil decisión de irte y dejar toda una vida atrás, definiendo a dónde iras, y cuando llegas a este nuevo país buscando seguridad y estabilidad, te encuentras con que los primeros en rechazarte, son los venezolanos que llegaron primero que tú. Muchos dirán “esto es una exageración, eso no es verdad”, ante lo cual solo diré, por ahora, que es cierto no son todos, pero si todos salimos por lo mismo, buscando lo mismo, anhelando lo mismo y jodiéndote lo mismo, ¿por qué solo algunos te apoyan y no todos?

Es difícil establecer una estadística para determinar quiénes son más, si los que ayudan o los que te friegan, pero es cuestión de ver los post que se encuentran en los diversos grupos de facebook o escuchar las historias de otros venezolanos y podrás ver la situación, y es que aun siendo pocos los casos, insisto en que no debería de pasar y saber que no es así no hace más que hacerte sentir vergüenza. Así por ejemplo, encuentras a personas que cobran por ayudarte a conseguir una oferta de trabajo; pides consejo sobre un tema y te salen con respuestas sarcásticas y burlescas y hasta insultantes; te encuentras a alguien que va vestido igual que tú, con una camisa de la vinotinto y ni te saludan, cuestión absurda cuando sabemos que en Venezuela hablamos con cualquier extraño que esté sentado a nuestro lado, como si lo conociéramos de toda la vida. Llámenlo cursilería o ridiculez, pero si eres un autoexiliado de tu país y vives en un país totalmente diferente al tuyo, lo mínimo que esperas es alegrarte de ver a otro venezolano.

Ahora, por otro lado, también se han dado casos de venezolanos ingratos que esperan que los venezolanos que ya están asentados en el extranjero les resuelvan los problemas. Asumen la idea de vivir en otro país, pero no se mentalizan a que deben partirse la espalda para hacerse un lugar, sino que esperan que otro lo resuelva, se molestan si no les das trabajo inmediato o no les das las respuestas que esperan. Señores, todos llegamos iguales, con lo poco que el gobierno nos dejó sacar, así que sea agradecido con lo mucho o poco que otro venezolano le brinda de buena fe, quizás no sea lo que uno espera, pero agarre aunque sea fallo que por algo se empieza poco a poco, y más adelante otro venezolano o chileno o extranjero, le brindará más ayuda y así de poquito en poquito se surge. No dejemos que sea ese lado del venezolano conformista el que nos domine. Sepa que a donde vaya nadie le debe nada y por tanto no está en condiciones de exigir nada, solo agradecer aquello que de buena gana nos brindan y partir de ahí, trabajando duro.

Usted venezolano, que ya está estabilizado en el extranjero, brinde la ayuda que pueda pero no se aproveche de la carestía de otro para crecer usted. Si quiere rebuscarse, no lo haga a expensas de la necesidad que tiene su hermano de una simple oferta de trabajo para acceder a la misma visa que hoy usted usa (abusa) para aprovecharse del recién llegado, no sea tan miserable.

Usted venezolano, que ya está estabilizado en el extranjero, no le quite la esperanza al que quiere venirse diciéndole cosas como que en este país no tiene cabida sin un título o sin una palanca o si es negro porque hay racismo. No sea tan mezquino y enséñele cómo supo superar las adversidades que hoy le permiten (de mala gana) congraciarse de decir que conoce a la sociedad en la que vive ahora. Si usted pudo, ¿qué le hace pensar que otro no puede?

Usted venezolano, que ya está estabilizado en el extranjero, sea ese venezolano que todos conocen: el amigo, el amable, el atento y alegre. Demuestre que siempre somos así y no solo cuando nos conviene. En tiempos de dificultades es cuando más debemos apoyarnos y cuando más venezolanos debemos ser. De nada sirve que se ponga la tricolor y sea el que más grite en las concentraciones venezolanas en el exterior, cuando es incapaz de ayudar al que grita a su lado, ese alguien que como usted, se fue a tierras extrañas en busca de una vida mejor.

Usted venezolano, que ya está estabilizado en el extranjero, sea humilde. El hecho de que haya llegado con años de anticipación no lo hacen más que el que recién está llegando o pensando en venirse. No lo mire con desprecio o superioridad, no sea engreído y al contrario mírese en ese espejo, recuerde que no hace mucho usted pasó por lo mismo, sino puede ayudar, tampoco estorbe, si se siente menos venezolano por vivir aquí primero, no lo exteriorice, a nadie le interesa y eso no ayuda a nadie, menos a usted mismo. Recuerda que como midas, serás medido.

En definitiva, interioricen lo que sucede, entiendan que ninguno de los que se ha ido o se irá, tomó la decisión por diversión, al contrario, lo obligaron a tomarla. El que seamos unos exiliados no es culpa del que se vino antes o vendrá después, la culpa es de otros que están bien lejos pasándola rico mientras nosotros nos jodemos. Ayudarse entre sí no cuesta nada, pero aporta mucho. Venezuela está fracturada, pero aún desde la distancia podemos comenzar a repararla, pero primero debemos unirnos y ayudárnos entre nosotros, pero ayudando de buena manera como buen venezolano, a aquel que pasa por momentos dificiles. Estos son pequeños ejemplos que muestran la realidad nacional, salimos de Venezuela pero nos seguimos tratando igual, cuando bien sabemos que nosotros no eramos (ni somos) así. Sepan que si seguimos fragmentados, aun si el gobierno cayera mañana no serviría de nada, porque Venezuela seguiría perdida.

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